3. Francisco de Zurbarán (1598-1664), extremeño que trabaja en Sevilla. Con un estilo tenebrista pinta temas religiosos de composición simple y estática, con dibujo firme, estudio del volumen y rico colorido (San Hugo en el refectorio). Pinta también bodegones ascéticos, casi místicos y retratos a lo divino (Santa Casilda, Santa Margarita), de santas representadas como damas de la época.
| Niño de la espina, 1630 (detalle) |
4. Bartolomé E. Murillo (1617-1682), sevillano. Tras una primera fase juvenil tenebrista, su estilo se ilumina. Tiene gran éxito como pintor de temas religiosos llenos de gracia, delicados y dulces, de rico colorido y factura suelta y vaporosa. Entre sus obras destacan sus Inmaculadas,Los Niños de la Concha, Niños comiendo fruta.
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. Diego Velázquez (1599-1660), tras una primera etapa tenebrista en Sevilla donde realiza bodegones de gran realismo (Vieja friendo huevos, El aguador), se traslada a Madrid donde es nombrado pintor de cámara de Felipe IV. Hace dos viajes a Italia. Pinta retratos ( Felipe IV, Conde-Duque de Olivares, Príncipe Baltasar Carlos), a caballo o de caza, sin olvidar los bufones ( Niño de Vallecas), cuadros mitológicos ( Los borrachos, La fragua de Vulcano, La Venus del Espejo, Las Hilanderas),cuadros históricos ( La rendición de Breda o Las lanzas), paisajes. Su obra maestra es Las Meninas, retrato colectivo de la familia real. En todos ellos destaca su dominio magistral de la perspectiva aérea, la luz, el dibujo y el colorido brillante aplicado con una pincelada suelta.
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